Mucho se ha hablado sobre las propiedades
medicinales del vino tinto, llegándose incluso a recomendar su consumo diario
para prevenir problemas al corazón o para el colesterol, pero lo cierto es que
esta variedad de vino resulta apropiada
para tratar muchos problemas más, especialmente gracias a su contenido en
resveratrol y antioxidantes.
Las uvas rojas con las que se prepara el vino tinto
contienen grandes dosis de melatonina, la hormona reguladora del sueño que
“señala” al organismo el momento adecuado para dormir mediante un aumento de
sus niveles, lo cual puede ser estimulado con un poco de vino tinto antes de
acostarse para propiciar un sueño profundo y reparador.
El resveratrol también beneficia al cerebro,
previniendo problemas como la demencia, el alzheimer y accidentes
cerebrovasculares.
El vino tinto y su contenido en resveratrol y
flavonoides permite reducir el riesgo de padecerlo cáncer de próstata entre 50% a 60%, con el simple hecho de beber una
copa pequeña entre 4 y 6 vasos de vino a
la semana.
Longevidad, este efecto es producido gracias al
resveratrol, un polifenol contenido en el vino tinto que posee la propiedad de
alargar la vida de las células, además de dinamizar y mejorar el organismo
gracias a su efecto antioxidante; por lo que puede considerarse el consumo
moderado de esta bebida como un buen tratamiento anti-age.
Imprescindible en la mesa y la cultura mediterránea,
el vino estimula el metabolismo y fortalece el sistema inmunológico, facilita
la digestión sin dañar el hígado, protege el corazón, es beneficioso para las
articulaciones y alarga la vida.
Como puedes ver, beber un poco de vino tinto a
diario puede resultar de mucha ayuda para tu salud, a la vez que un deleite
para el paladar. Solo cuida de no excederte de las copas recomendadas por día.
La sabiduría suprema es tener sueños grandes para no perderlos de vista mientras esto se persigue.
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