"Los padres no se
equivocan",
una afirmación tan absurda como falsa y que ha sido el pilar
de la educación tradicional durante años.
Los padres no pedían perdón a sus
hijos, no lloraban delante de ellos y no dejaban ver sus debilidades. Es un
modelo educativo que asume que el padre es perfecto y el hijo ha de seguir su
ejemplo.
Sin embargo, ¿no debería ser
un ejemplo para los hijos que los padres pidamos perdón? Porque en definitiva,
los padres somos humanos, gritamos y nos arrepentimos, lloramos, tenemos
debilidades y, eso seguro, no somos perfectos.
Los padres nos equivocamos y
hemos de pedir perdón a los hijos
Frases que a veces se dicen…
"Qué malo eres",
"estás deseando fastidiar", "no vas a aprender nunca",
"estoy harta de ti"... son frases que los padres podemos llegar a
decir a los hijos. Quizás son frases negativas dichas en momentos de estrés o
en situaciones que se descontrolan, pero, ¿acaso no merece el niño una disculpa
tras escuchar esto? Creo que sí, y es que lejos de mostrar debilidad, da una
gran lección a los hijos. Les estamos enseñando a pedir perdón, porque los
hemos ofendido lo hemos lastimado.
El valor del ejemplo debe
ser un pilar en la educación de los hijos, lo dicen todos y cada uno de los
psicólogos y pedagogos. Nuestros hijos imitan nuestra conducta y somos sus
referentes. No podemos exigirles que pidan perdón a sus hermanos si les pegan o
que se disculpen ante un amigo si le dijeron algo feo, cuando nosotros no damos
ejemplo y no nos mostramos humildes ante ellos.
Para que ellos puedan seguir
nuestro referente y pedir perdón si se han equivocado, deben ver que nosotros
somos capaces de lo mismo. ¿Acaso es contraproducente pedirles disculpas si en
un mal momento les hemos dicho algo inapropiado? Al contrario, ellos aprenderán
dos cosas fundamentales:
- Se ha de reflexionar y
pedir perdón cuando te equivocas.
- Se ha de reconocer los
errores, aprender de ellos e intentar no repetirlos.
En cualquier caso, sí
debemos enseñarles que no vale tener una mala conducta porque luego van a pedir
perdón, el perdón ha de responder a un sentimiento sincero de arrepentimiento,
y no ser una excusa para que no les castiguemos o regañemos.
Hemos de desterrar pues la
idea tradicional de que pedir perdón nos muestra débiles ante los hijos o nos
hace flaquear y esto se traducirá en una pérdida de autoridad o respeto.
La realidad es que produce
el efecto contrario, se traduce en una gran enseñanza para los hijos, ellos
aprenderán que el ser humano se equivoca, pero sobre todo, aprenderán a asumir
los errores y aprender de ellos. Y además... ¡nos respetarán más!
***Nuestro objetivo es Fomentar la amistad y compartir nuestro hobbies entre personas desconocidas, obteniendo una reacción positiva de alegría y optimismo.
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