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lunes, 29 de septiembre de 2014

LA CODICIA

El Mujik  (El Campesino).
cuento del famoso escritor ruso León Tolstoi
El protagonista del cuento es un joven campesino ruso que heredó las tierras y casa de su padre, al tenerlas empezó a codiciar más y más.
Un día, un extraño personaje le visitó y le dijo que a cambio de nada le daría toda la tierra que pudiera abarcar en el camino de un día.
Con la condición de que a la caída del sol tenía que estar en el mismo punto de donde saliera y que el le señalaría. 

Apuntando a la tumba del padre muerto, le indicó que aquel era el lugar a donde tenía que volver.

El joven miró con codicia los extensos campos que se extendían ante su mirada. Despojándose de su chaqueta y sin despedirse de nadie, echó a andar. 
Su plan inicial era hacer un recorrido que le diera un parcela cuadrada de tierra de diez kilómetros de lado, cuando hizo los primeros diez kilómetros se le hizo poco, así caminó doce y después quince.
Para el medio día había logrado cubrir dos lados del cuadrado. Ansioso por llegar no se paró a comer ni a beber en su deseo de llegar al lugar acordado. 
Cuando le faltaban unos pocos kilómetros para llegar sintió que le dominaba la fatiga.
A unos pocos cientos de metros de la meta vio cómo el sol se ocultaba y que apenas le quedaban unos pocos minutos. 
Apresurando el paso, reunió, en un  esfuerzo supremo, las energías que le quedaban y logró llegar al punto acordado cuando el sol desaparecía.
Sin embargo, el ambicioso joven cayó muerto de agotamiento al llegar al lugar indicado.
Mientras caía el joven pudo ver dibujada en el rostro del extraño personaje una cruel y cínica sonrisa.
“Ya ves”, dijo aquel ser extraño a su criado, “le ofrecí toda la tierra que pudiera abarcar. Y, como puedes ver, va a tener en  definitiva todo lo que ahora puede abarcar, que es un pedazo de tierra de dos metros por uno. 
Pensando que le gustaría ser enterrado junto a su padre le indiqué por eso que le esperaría aquí.”
Aquel extraño, que no era otro que la Muerte, cumplió su palabra dando al joven lo prometido, lo que éste había logrado: Una tumba de dos metros por uno.

Nadie discute al joven del cuento su derecho y deber de mejorar la herencia recibida. 
Era bueno y lógico que quisiera superarse. Su problema fue la codicia. 
Se le fue la vida codiciando bienes materiales y se olvidó por completo de su familia y de los bienes espirituales. 

El resultado final es que se  encontró con lo que menos pensaba: Una tumba y las manos vacías.Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores. Proverbios 1:19
*Nuestro objetivo es Fomentar las relaciones entre personas desconocidas con fines productivos de amistad, obteniendo una reacción positiva de alegría y optimismo. 

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